The day of Cthulhu Capítulo 10

domingo, 26 de julio de 2009


Desde la ventanilla del tren veía moverse el pueblo, o quizás era la máquina que se movía, a velocidad lenta se despedía de momento del blanco lugar, dejaba atrás a los lugareños de ropas pardas y pesadas. Poco a poco abandonaba el estado nevado, el más canadiense de los Estados Unidos, cambiaba Maine por su querida, basta, urbanita y dura Nueva York, le esperaba aunque fuese por unas horas, como la amante tan ansiadamente esperada para el desahogo ocasional. Había mantenido un matrimonio pérfido con los lugareños paletos de los nortes, se desquitaría durante un breve momento en la metrópolis lejos de la cual moriría.

La profe cogía con una sonrisa el brazo de "Will", como ella llamaba al investigador, este mantenía un cigarro con la otra mano, mientras expulsaba el humo en dirección contraria a la cara de la acompañante. No estaba mal la misión, buena paga, buena compañia y ahora lejos del sarcasmo de Carl.
En la base de la colina los feriantes montaban una docena de atracciones, eran estos de piel más tostada que el semi-albinismo que reinaba en la región. Saludaron a una señora de gran tamaño cuando ascendían la cuesta. Silver advirtió un polvo grisaceo mezclado con la piedra y la tierra, se agachó y manchó su dedo intentando averiguar el material. "Con eso no construirás ningún palacio" ironizó la profe, este le respondió con una sonrisa "¿Sabes acaso que es?" "Ves como tus dolares empiezan a dar efecto...es cemento que unos camiones le llevan a tu ricachón" "¿Cemento? no vi que estuviera construyendo nada." "Ni tu ni nadie, cariño, ni tu ni nadie".

Dos coches esperaban a los tortolitos a la entrada de la casa de Smythe, Munger platicaba en el porche con el cincuentón, el cual estaba claramente afectado. "Quédate aquí bonita, nos vas a ser de ayuda, pero eso no tiene que llegar a oidos del jefe ¿ok?" "Al parecer molesto, mira cogeré MI dinero y me apartaré, no sea que te vea con una mendiga" Dijo la Profesora con voz altiva, mientras daba media vuelta. Silver la cogió del brazo "¡Ey! tú y yo no somos pareja. Aquí no habrá discusiones ¿entiendes lo que digo? te he pagado por un trabajo y te quedarás a mi lado, si me acompañas bajo las sábanas mejor, pero de una forma u otra trabajas para mi, así que aguanta tus humos. Estarás aquí cuando regrese." "Lo que tu digas...¡Jefe!"
La mujer sacó una pitillera de plata y un zipo, se encendió un cigarro mietras se protegía del viento y de un giro se apoyo en un árbol cercano mientras exalaba con rabia el humo. Esta no se dio cuenta, pero Silver había advertido un detalle, esa era una pitillera de hombre y muy cara, en cuanto al zippo, tenía algo grabado. La mujer lo miró de reojo "Creo que te ibas".

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