The day of Cthulhu Capítulo 8

viernes, 10 de julio de 2009


Era ya tarde, hora de estar cenado y rondar la cama. La profesora entró en el garito quitándose la bufanda y los restos de la fina lluvia de afuera, sonrió al personal y estos la saludaron como uno de los suyos. Los minutos pasaron entre copas, tocaditas de licor de tapadillo proporcionado por el tabernero. "Un zumito de maíz" y el vaso se llena de un líquido sospechosamente parecido al bourbon.
Entre los parroquianos surgen los temas más diversos, pero claro, en el pequeño pueblo las novedades siempre son pocas, la aparición de dos investigadores de NY da para mucho. "¿A ti que te han preguntado? ¿crees que sospechan de alguien? Yo creo que ha sido algún extranjero ¿Alexander? No, imposible, no puedes sospechar de él. Desapareció, pero no le haría daño a una mosca. No, a mi no me dijo nada antes de marchar, se esfumó sin más." Y así seguían, con la única mujer prestando mucha atención y sonsacando preciosa información, más le valía que no se le escapase una, le iba el pellejo en ello.

La pareja encontró el motel de "La viuda Seafort", abrieron la puerta de la sala común con la intención de hacerse unos tragos, además de calentarse por fuera. Smith dejó el gabán y el sombrero junto a la chimenea, tentado de meter las manos dentro del fuego para quitarse el agua que le había calado hasta el tétanos.
Silver hizo algo parecido, pero prefirió no colgar las ropas, sino llevárselas arriba y darse un agua, estaba un tanto cansado "Oye ¿No nos irás a dejar aquí tirados, no?" Se giró y observó los ojos glaucos de la trotamundos, después reparó en su piel y sus pechos. Era una mujer común pero con una mirada interesante, llena de vida y experiencias, unos labios finos y pícaros que le hicieron entrar en calor "No se me ocurriría marcharme, por ahora".
Smith se dio cuenta de la situación, no quería ser la carabina de nadie. Se mezcló con el personal y mandó al cuerno a más de uno. En ese momento dejó de llover. Mientras tanto los dos nuevos amigos hablaban de negocios "Os puedo ser muy útil, por unos billetes puedo ser vuestra guía y abriros algunas puertas, sois de fuera y la gente no os cuenta de la misa la mitad. No habláis como nosotros." "Me va a encantar trabajar contigo, mañana estaremos tú y yo solos, mi compañero va a volver a por el coche. Eso nos dejará tiempo para conocernos" Silver sonrió y la chica respondió acariciándole la mano. Después de compartir un par de bourbon y un pitillo subieron a la habitación, la puerta no se hubo cerrado cuando sus lenguas se encontraron en la oscuridad y sus manos jugaban a descubrir los rincones de un nuevo cuerpo.

Todos los contertulios advirtieron la partida de la pareja y cuchichearon como colegialas. Un rayo golpeó con fuerza en el exterior "¡Ostias!" "Ya estamos otra vez" Se oyó rugir el cielo con fuerza, un escalofrío pasó por el cuerpo de todos, un miedo primario paralizó a los presentes, se sucedieron los relámpagos, los truenos y el rugido antinatural. Pese a todo, no había una gota de lluvia en las calles, pero nadie abandonó el local como si algo peor que el agua fuese a aparecer. Smith observó a los presentes, esto no era la primera vez que ocurría.

1 Comentarios:

jdelasmuelas dijo...

El giro de Silver y la profesora nos ha sorprendido a Vk y a mí jejeje es muy interesante también el punto de vista desde los dos neuyorkinos mola pero deberías aprovecharlo para describir más al pueblo y a la gente que conocen, saltas de una situación a otra y no parece que haya continuidad salvo por el título. Por lo demás muy bien la narración. Always walk on.