Persiguiendo a la rata

lunes, 8 de junio de 2009


El hombre está tumbado en el suelo, abre los ojos, viste smoking y lleva zapatos buenos. Dobla la rodilla con la intención de levantarse, se fija en la luna, es como una imagen de ella en un televisor mal sintonizado.

La calle está oscura, sólo hay una farola con una bombilla parpadeante al final del callejón. Él está junto a un palet de metal oxidado. Al levantarse aprecia que se ha manchado con algún líquido el brazo derecho, su mano sigue hasta la oreja derecha ¡No está! Asustado, inquieto y desorientado, aprecia una figura bajo la luz intermitente de la farola. Una rata está a dos patas y lleva un colgajo en su boca, una oreja arrancada.


Abre los ojos, esta vez si, está en su cama, junto a su mujer. Los llantos del niño le han despertado, al pobre le están saliendo los dientes y ya no duerme de un tirón. Coge el medicamento y sus pies tocan el parket caldeado artificialmente.

Llega hasta la cuna, dobla las rodillas y alza al niño. Espantado advierte lo peor, su cuerpecito tiembla de dolor y está manchado. La ropa se ha vuelto rojo carmesí.

2 Comentarios:

jdelasmuelas dijo...

Eres una máquina Lucke! cada vez sorprendes más con tus historias. Un 10 para tí sigue así.
Espero impaciente la siguiente.

Luferbal dijo...

La acabo de releer y ciertamente me encanta.