The day of Cthulhu capítulo 24

domingo, 6 de junio de 2010

La profe baja los escalones con la visión borrosa debido a las lágrimas, con la mano izquierda se coge a la barandilla, la otra mano dentro de la boca, los dientes van royendo la carne y los ojos abiertos como platos. Abre la puerta que da al sótano por donde han venido, detrás va oyendo la voz de Munger, otra puerta más y la completa oscuridad, si sale de la casa quizás paren las imágenes de su cabeza. No no no no no, ahí viene otra vez.

"Quédate ahí tranquilo, yo iré buscando ¿Te traigo algo?" "Ginebra, eso estaría bien" Carl se dirige a la cocina y oye ruido arriba. Mientras, en el salón, Silver se sienta en una silla, el vientre lo tiene más rígido que por la mañana.

Se fija en una cómoda de madera, uno de los dos cajones más pequeños está abierto unos centímetros. Se apoya con dificultad en la mesa y logra alcanzar el mueble, al abrirlo descubre que está a rebosar de objetos de mujer: Un peine, pulseras, pendientes y otras chucherías. La curiosidad de Silver le llevó a este trabajo, una vez inspeccionado el cajón, continuó por los demás hasta haber registrado todo el mueble.

Carl volvió con una bandeja "Te vas a querer morir, no sólo he encontrado el sifón y la ginebra, si no que también hay limón y una botella de granadina ¿Qué es eso?" Silver ojeaba una agenda de cuero negro muy coqueta "Es el diario de la prometida de Adam, Margarite" dijo sin levantar la vista del texto "¿Y que dice?...Silver...¿Qué que dice?" "Espera" "¿Qué espere a que? ¡Trae!" Carl intentó arrebatarle el diario, pero Silver estuvo más rápido y lo rechazó con un empujón. Carl se la devolvió lanzándole la bandeja con las botellas y los vasos "¡Ahí te quedas, tarado!" Silver siguió leyendo.

"¡Pequeña, pequeña! ¿Estás bien?" Munger sigue con la mirada a La profe mientras esta baja las escaleras patizamba. Empieza a seguirla dubitativo, es una mujer de carácter. Ya no puede verla, sólo escucha sus pasos retumbar en el sótano, cuando Munger llega a la puerta, Carl le intercepta "¡Oye! ¿Ya habéis acabado arriba?" Munger señala hacia la puerta "Espera Carl..." El investigador lo coge por las solapas y lo pone de puntillas "Vuelve a decirme que me espere ¡Ten cojones a decirlo otra vez!" Munger le coge las muñecas y se queda con la boca abierta. Carl, relamiéndose en cada sílaba pregunta "¿Qué habéis encontrado arriba?" Munger mira la puerta, mira a Carl, va a decir algo y se vuelve a fijar en la oscuridad más allá de la puerta. Munger suelta la muñeca izquierda de Carl y golpea el anverso del codo, logrando que éste esté más cerca, atrapa el cuello del de Nueva York y golpea su cabeza contra la puerta abierta. Carl flojea en su presa, Munger logra escapar y la oscuridad se lo traga también a él, quizás para siempre.

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