Freeport - Capítulo cinco

jueves, 2 de enero de 2020

 Las escaleras dieron paso a un pasillo antiguo, de construcción humanoide. Thusin determinó que el lugar debía tener dos o tres siglos de antigüedad.

 Al poco de entrar, localizaron una sala de invocación que rezumaba maldad. Donde encontraron tanto el texto como los componentes de una invocación que no se atrevieron a reproducir en voz alta.

 Al salir de allí, el pobre Oskrast cayó en un foso lleno de serpientes. Su armadura evitó la picadura de varias de ellas, pero una le mordió la pierna, que dolía como mil demonios. No era la primera vez que notaba el veneno de una serpiente y actuó deprisa cuando sus compañeros le sacaron del hoyo. Se hizo un torniquete y extraño la mayor parte del veneno.


 Cerca de allí encontraron una fuente seca que servía de mecanismo para abrir una puerta secreta, que daba a una sección tallada en la piedra. Les vino un olor a humedad y salitre que les desaconsejó entrar. Cerraron la puerta y siguieron hasta una habitación, donde cuatro esqueletos se alzaron para atacar a Skarde, que dio buena cuenta de ellos con la ayuda de Thusin. En ese instante, la puerta secreta se abrió y varios humanoides con cabeza de serpiente y cuerpo escamoso, penetraron en el pasillo.

 Galgan, que se había quedado atrás, reaccionó rápidamente gastando un pergamino mágico que había sustraído al mago azul. De los seis hombres serpiente, sólo uno resistió el sopor. Este se lanzó contra Galgan, pero fue interceptado por Oskrast que lo partió en dos.

 Mientras la lucha contra los esqueletos continuaba, Galgan fue rematando a los humanoides que habían caído presa del sopor. Cuando el último de los esqueletos y los hombres serpiente cayó, varias flechas cayeron junto al mago, una se le hundió entre las costillas. Dejándolo muerto de dolor. El pastor se lanzó a rescatar a su compañero con el escudo por delante, sólo una de las seis flechas que le dispararon le hizo un rasguño. Los compañeros decidieron trabar la puerta mientras taponaban las heridas de Galgan y Thusin invocaba la piedad de Moradin.

 Sin saber quien les había disparado, volvieron a la habitación de los esqueletos, donde encontraron un gran botín de monedas y dos objetos mágicos, cuyas propiedades desconocían y desconfiaban... Quizás con buen juicio.

 Más adelante encontraron una pequeña biblioteca repleta de tomos oscuros, cuyo destino debería ser la hoguera. También encontraron un escritorio con algunas cartas, anotaciones y un pergamino mágico.
 Thusin, que durante la entrevista con Milos, el ayudante del Sumo sacerdote de Ogma; estuvo escudriñando sus notas, identificó su letra. Todo parecía cuadrar ¿Podría ser Milos el que pagó a los mercenarios para acabar con ellos y el director de aquel pérfido lugar?

 Siguieron avanzando hasta llegar a un pasillo oscuro con frescos de edades primigenias, con escenas de hombres serpiente presentando sacrificios a una entidad oscura, de formas ominosas y sinuosas.
 Frente a ellos, una puerta de doble hoja, con relieves horrendos; les dio paso a un templo a aquella criatura.

Allá al fondo estaba una figura de aspecto horrendo, medio hombre deforme, medio serpiente. Y un símbolo amarillo tallado bajo él.

 Sois los primeros humanos que llegan hasta aquí - Dijo una figura encapuchada que salió de detrás de la gran estatua del Innombrable - pero vuestro premio será la muerte ¡Garak erum enai! - A su grito, cuatro mujeres serpiente descargaron sus flechas contra los héroes, que se pusieron a cubierto con rapidez.

¡¿Donde está mi hermano?! ¿Donde está Lucius? - Chilló Oskrast

Milos rió con ganas - ¿Tanta importancia le dais a un simple bibliotecario? Os mataré a vosotros y después a él - Milos entonó una plegaria en la pérfida lengua de los hombres serpiente y varios zarzillos salieron de las paredes y suelo con la intención de atrapar a los héroes. Sólo Galgan fue atrapado, Thusin trató de ayudarle; Oskrast y Skarde se enfrentaron a las mujeres serpiente que resultaron ser rápidas como el demonio, evitando cada uno de sus envites.

 Thusin invocó el nombre de Moradin y una mordaza de metal atrapó la boca de Milos para silenciarlo ¡Ras! con las manos negras como la noche, el líder de la secta del Innombrable se quitó la mordaza - ¡Nadie puede silenciar la voluntad del Innombrable, larga vida al Símbolo amarillo! - Un manto amarillo apareció sobre los hombros de Milos. Su imagen parecía desplazarse de un lado a otro.

 Pero la amenaza era todavía peor, cuatro mujeres serpiente aparecieron por el pasillo donde Galgan estaba inmóvil - ¡Vienen más! - Logró decir, la primera de ellas se lanzó contra el mago con sus dos espadas curvas, pero el mago movió uno de los zarcillos para que le sirviera de protección y la mujer lo seccionó, liberando al mago, que tomó la determinación de quedarse allí y no dejar que ninguna de ellas pasase.

 A su espalda, Skarde y Oskrast apenas habían herido a un par de las mujeres, mientras ellas les acuchillaban sin piedad. Sólo sus armaduras los mantenían con vida, pero Oskrast estaba muy débil y acabó apuñalado en el vientre y la espalda, hincó la rodilla con la imagen de su hermano cuando eran niños.
 Thusin fue al rescate y demostró la efectividad del bastón de viaje, con el que sacudió a una de las sierpes que rodeaban a Oskrast, abriéndole la cabeza en dos. Galgan recibía varias cuchilladas superficiales mientras renunciaba a atacar a las mujeres a fin de impedirles en paso en el estrecho pasillo - Esto es el fin - Se oyó decir.

 Pero entonces Skarde, quizás inspirado por el sacerdote de los enanos, por la valentía del mago o por el valiente pastor que yacía inmóvil; de un mandoble destripó a una de aquellas mujeres serpiente - ¡MILOOOOOOOS! - decapitó a otra y avanzó sin freno contra el líder de la secta, que se daba cuenta demasiado tarde que la situación se había dado la vuelta en pocos segundos. Skarde cortó la capa protectora y de otro mandoble, hundió la hoja del hacha en el pecho de Milos hasta la cruceta - ¡Muere cabrón, muérete ya! - Un chillido de terror se oyó entre las sérpidas del pasillo...













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